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sábado, 3 de febrero de 2018

Las Pruebas de Apolo: La Profecía Oscura.

¡Nueva reseña de un libro de Rick Riordan! Os prometo que leo más libros además de los de este autor, pero las últimas reseñas ha dado esta casualidad (no puedo negar que me gustan siempre sus libros). En esta ocasión volvemos con las aventuras de Apolo por la Tierra, junto a sus compañeros de viaje, Leo y Calipso. En esta reseña habrá spoilers seguramente de la primera parte, ya que si no habría muy poco de lo que hablar (tenéis también la reseña de la primera parte, por si queréis saber de qué va esta saga sin spoilers).


LA PROFECÍA OSCURA


Para castigar a Apolo, el dios del trueno decide mandarlo a la Tierra bajo la apariencia de Lester, un adolescente granujiento y sin poderes, claro. Ahora, el único modo que Apolo tiene de regresar al monte Olimpo es devolviendo la luz a las profecías de los oráculos que se han oscurecido. Pero ¿qué podrá hacer un Apolo desprovisto de poderes?

Tras superar una serie de pruebas peligrosísimas (y, para qué engañarnos, bastante humillantes) en el Campamento Mestizo, se embarcará en un viaje a través de Estados Unidos para conseguir localizar todos los oráculos. Por suerte, todo lo que ha perdido en poderes lo ha ganado en amistades, así que no va a tener que arreglárselas solo.







Este libro es la segunda parte de las Pruebas de Apolo, la segunda prueba a la cual tendrá que enfrentarse Apolo para recuperar el favor de Zeus y los oráculos. En el primer libro Apolo (o Lester Papadopoulus) recuperó el Oráculo de la Arboleda de Dodona, el cual le indicó por donde seguir su viaje mediante una profecía. Por lo tanto en esta nueva entrega Apolo (esta vez sin la compañía de Meg) tendrá que recuperar un nuevo Oráculo, que le proporcionará otra nueva profecía, para así continuar liberando los Oráculos del poder del triunvirato. 

Apolo continúa siendo un mortal, sin poderes y atrapado en el cuerpo de Lester, un adolescente con acné. A pesar de todo, se puede apreciar en este libro la evolución del personaje, ya que empieza a procesar como mortal, todo tipo de sentimientos y relaciones. Ha conocido a mucha gente, ha peleado con ellos, ha pasado buenos y malos momentos junto a ellos, y eso le hace que empiece a apreciar las vidas de sus amigos y compañeros mucho más. También vemos como acaba comprendiendo los sentimientos de amor y amistad entre otros personajes que aparecen en el libro y las decisiones que estos sentimientos conllevan, cómo alguien puede renunciar a la inmortalidad por esos sentimientos.

La novela se encuentra narrada por el propio Apolo, lo cuál la hace muy divertida por sus ocurrencias y su mezcla de pensamientos divinos (o diosados, como diría Meg) y mortales. Esta mezcla de pensamientos se debe a que los problemas con los que se encuentra Lester para recuperar el nuevo Oráculo se le empiezan a juntar con los recuerdos de Apolo. Estos recuerdos le asaltan cada vez más, incluso en forma de visiones, que lo dejan en estado de shock por un buen rato.

Muchos de estos recuerdos le empiezan a hacer sentir de una manera muy distinta a la que se sintió cuando ocurrieron y era un dios. Conforme va encontrándose con nuevos personajes (algo peculiares algunos) y le van asaltando nuevos recuerdos, empieza a sentir remordimientos, miedo, angustia, arrepentimiento, etc. Aunque estos  nuevos sentimientos también provocan unas escenas muy conmovedoras junto a Meg.

En resumen, Rick Riordan vuelve a apuntarse un nuevo punto por este libro (que vuelve a tener algún personaje LGTB). Deseando estoy de que salga la tercera parte para seguir las aventuras de nuestro querido Apolo y la dulce (y un poco bruta) Meg.


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